"A la dulce luz del amor, reconocí o creí deber reconocer, que quizá el hombre interior sea el único que en verdad existe." Robert Walser

domingo, 14 de octubre de 2012

El futuro de la tierra de Bolívar



Mesa antes del inicio de la conferencia. De izquierda a derecha: Secundino González, Juan Carlos Monedero, Víctor Bustamente, Carlos Rodríguez, Manuel Monereo y Lucas Monsalve.


          La Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid celebró en la mañana del 10 de octubre una conferencia que analizaba el resultado de las últimas elecciones presidenciales venezolanas. Confirmada la baja de última hora del profesor Jorge Verstrynge, al acto organizado por la Asociación de Izquierda Progresista finalmente asistieron cinco ponentes: dos de ellos apoyando al gobierno bolivariano de Hugo Chávez, Juan Carlos Monedero y Manuel Monereo; dos en una línea crítica más favorable a Henrique Capriles, Carlos Rodríguez y Lucas Monsalve; y una voz más moderada, la del profesor Secundino González.

El acto se celebró en el salón María Luz Nájera bajo el rótulo “El futuro de la tierra de Bolívar” y moderado por Víctor Bustamante, que hizo una declaración de intenciones desde la presentación de los invitados “de izquierda a derecha, como debe ser”, indicó. Así tomaba el turno de palabra Lucas Monsalve, exprofesor de origen venezolano en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y estudiante de doctorado en nuestro país, quien incidió en el componente emocional de la campaña electoral chavista donde “ganó el corazón frente a la razón” y destacó su carácter “barriobajero” debido a los calificativos con los que el presidente Chávez tildó a su oponente político, entre los que se encontraban cochino, cerdo o escoria humana. A juicio de Monsalve, Capriles se mostró más cauto mostrando un comportamiento más correcto y centrándose en construir “una Venezuela donde cupieran todos y donde debían caber todos”. En unos términos parecidos se expresó Carlos Rodríguez, un ingeniero que ha colaborado con la Mesa de Unidad Democrática (MUD), y que comenzó destacando el éxito democrático que ha tenido lugar en su país “porque de cada diez venezolanos, ocho han ido a votar”. Sin embargo, tomando el testigo de su compatriota en la ponencia, denunció el abuso de recursos públicos de los que había echado mano la candidatura gubernamental para potenciar su campaña, provocado a su juicio un terrible desequilibrio entre la capacidad de promoción de uno y de otro. Como buen hombre de números, aportó datos interesantes que revelaban comportamientos destacables en los comicios: en Venezuela solo el 4,53% de los ciudadanos son ricos, mientras que el 18’1% son considerados de clase media-alta, lo que significa que aproximadamente la mitad de los votantes que obtuvo la MUD no son pobres, rompiendo con una versión dominante que sostiene que los económicamente más necesitados solo apoyan a Hugo Chávez. De la misma forma, prosigue Rodríguez, ha habido ricos que han dado su voto al comandante, son los denominados “boliburgueses”, lo que le dio pie a insistir en que “esto no va de ricos ni pobres, ni de derecha ni de izquierda”.  

En una línea distinta intervinieron el analista Manuel Monereo y el antiguo asesor del gobierno bolivariano Juan Carlos Monedero. El primero hizo énfasis en la relevancia de la figura de Hugo Chávez dentro de la transición política que atraviesa el mundo y que tiene en América Latina un actor determinante por la democratización generalizada que está experimentando, por su proceso de integración regional, así como por ser testigo director de la emergencia de una potencia mundial: Brasil. En segundo lugar, destacó la limpieza de las elecciones debido a que “por primera vez ha habido una oposición democrática”, algo que se hizo patente con la rápida aceptación de la derrota por parte del MUD. Monereo concluyó su exposición destacando que, frente a la exclusión social dominante en los últimos tiempos en América Latina, Chávez viene a consolidar “la independencia nacional, que los recursos se queden en el país, la continua aplicación de las políticas sociales y la garantía de la democracia venezolana como un sistema que democratiza las relaciones sociales”. El profesor Juan Carlos Monedero, por su parte, encendió la conferencia con su habitual capacidad para estimular los ánimos de tirios y troyanos. En su opinión el gran logro de Hugo Chávez ha sido conseguir que “los invisibles se visibilicen”, mientras que con una fuerte convicción exigió el fin de las mentiras que a su parecer se vierten sobre el actual jefe del Estado en lo referente a los canales informativos, ya que “el 80% de los medios están en manos de la oposición”. Durante su intervención se defendió de quienes en los días previos a los comicios le tildaron de politólogo al servicio de Chávez por prever una victoria de éste en torno a los diez puntos, victoria que finalmente se ha confirmado en esos parámetros, al tiempo que pedía la respuesta de los supuestos analistas oficiales que daban por ganador a Capriles: “Estoy esperando la disculpa de los sociólogos mercenarios”, afirmó Monedero. Finalmente, achacó la derrota del candidato opositor a la propuesto de “un modelo que se parece demasiado a lo que hace en España Mariano Rajoy”, planteamiento que evitaría que los ciudadanos se sintieran vinculados al líder de la oposición unificada.

El maestro de Ciencia Política Secundino González, mucho más moderado en sus palabras y ajeno al par de bloques enfrentados que representan sus compañeros de mesa, reconoció el logro de las elecciones por su inédita transparencia y vino a quitar importancia en el resultado final al desequilibrio de recursos existente entre Capriles y Chávez ya que “en la historia ha habido partidos que han perdido las elecciones a pesar de contar con mucho más recursos”, poniendo como ejemplo la derrota del saliente Frente Sandinista frente a la Unión Nacional Opositora en las elecciones nicaragüenses de 1990. Además introdujo el término “iliberal” para hacer referencia a aquellos gobiernos que, si bien han sido elegidos de forma democrática gracias al apoyo mayoritario de los ciudadanos, su práctica política vulneraría en alguna medida determinados principios del liberalismo democrático, ubicando al presidente Hugo Chávez en esta categoría.


En una segunda ronda de intervenciones los ponentes se centraron en el futuro que espera al país latinoamericano a medio y corto plazo. Monsalve y Rodríguez centraron sus intervenciones en los desafíos que enfrentará la oposición, siendo el principal de todos ellos el mantenimiento de la unidad y la recuperación del duro golpe que ha supuesto la derrota en las urnas. Mientras que Monsalve hizo hincapié en que “el camino de la oposición es ganar de abajo para arriba”, comenzando su ascenso cosechando victorias desde los pequeños municipios, Rodríguez exigió una mejora en el desempeño de las funciones estatales: “mejor gestión, esa es la clave”. Al tiempo que para el doctorando “el peso de la unidad de América Latina es muy duro de llevar”, haciendo referencia a la supuesta disociación entre el grandilocuente mensaje bolivariano en busca de un continente unido y la desatención de la ciudadanía y las gestiones cotidianas, el ingeniero puso en tela de juicio el antiimperialismo de su gobierno, ya que “tres millones de barriles de petróleo salen cada día de Venezuela con destino Estados Unidos”. También insistió en que uno de los puntos clave que debe atajar el gobierno en los próximos seis años es la seguridad, en vista de que “cada fin de semana mueren trescientas personas, y el 90% lo hace en las zonas pobres”; y es que a su juicio el futuro del país pasará por tres puntos clave: la asimilación de la victoria por parte de Chávez, su estado de salud, y por cómo interprete la oposición lo ocurrido.

Manuel Monereo, por su parte, se centró en un análisis de lo que deben ser Venezuela y América Latina en los próximos tiempos. Según su punto de vista “América Latina tiene la oportunidad de ser sujeto y no mero objeto del cambio político global”, el continente juega además con una ventaja añadida gracias a que “tiene todo lo que al vecino del Norte le falta, incluido el petróleo”; sin embargo, advierte, “Venezuela debe romper la dependencia que tiene del petróleo”, algo en lo que coincidían los cinco conferenciantes. Señaló la construcción de un Estado eficiente como el déficit más importante a subsanar en la presente legislatura, de la misma forma que planteó el “hiperliderazgo” personal de Hugo Chávez como un elemento difícilmente evitable en el comienzo de la movilización masiva, pero que en el futuro “debe empezar a ser un rasgo sustituible”. En último lugar, Monedero, que disculpaba el “hiperliderazgo” como una consecuencia de la conexión directa entre el pueblo y su presidente, señalaba también una lista de problemas en una exposición que por momentos se veía interrumpida por las intervenciones espontáneas de algunos asistentes, a saber: la mencionada debilidad del Estado con su consecuente problema administrativo, la numerosa y preocupante corrupción presente en el país, el igualmente citado rentismo del petróleo y el clientelismo de partido; todos ellos asuntos a erradicar a la mayor brevedad y eficacia posibles.

La conferencia debía terminar con una ronda de preguntas por parte del público, pero en el auditorio los ánimos se calentaban con el paso de los minutos y apenas se permitió la respuesta a una ronda de tres preguntas. El foco de la indignación fueron las intervenciones de Juan Carlos Monedero, quien fue increpado desafortunadamente por algunos asistentes al punto de intercambiar acusaciones en una agitada disputa dialéctica. La trifulca finalmente no pasó a mayores y el salón de actos, que había conseguido sobrepasar el aforo, se fue vaciando poco a poco tras más de dos horas de conferencia sobre las elecciones y el futuro en Venezuela.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario