"A la dulce luz del amor, reconocí o creí deber reconocer, que quizá el hombre interior sea el único que en verdad existe." Robert Walser

jueves, 8 de marzo de 2012

¿Izquierda hundida o izquierda acierta?


Ayer, 7 de marzo de 2012, echó a andar un nuevo partido: Izquierda Abierta. En la Fundación Abogados de Atocha, donde se celebró el acto de presentación, Montserrat Muñoz, Antonio Cortés, Luis García Montero y sobre todo Gaspar Llamazares, fueron los rostros visibles y serán los que conformen su comisión promotora hasta que se constituya una asamblea constitutiva (presumiblemente para verano). El nuevo partido supone la cuarta formación dentro de Izquierda Unida junto a Izquierda Republicana, el Partido Comunista  y el Colectivo de Unidad de los Trabajadores (CUT). Hasta aquí los datos.

Vivimos tiempos convulsos: el capitalismo agoniza pero no acaba de expirar. Entretanto, el paro masivo asola la civilización industrial y los remedios aplicados no son sino agravantes de la precariedad. Frente a esto, el año pasado se generaron a nivel mundial movimientos de contestación para mostrar la repulsa frente a un Sistema teóricamente en decadencia, aunque ha demostrado cumplir con los intereses para los que está diseñado: mantener la estructura de poder y la lógica de dominación. Transcurrido casi un año y después de manifestar la intención de no constituirse en partido político, aparece en España Izquierda Abierta, una formación que surge esencialmente por dos motivos: las desavenencias entre sus integrantes y un sector del Partido Comunista y la intención de canalizar las prerrogativas de los movimientos citados. El primero no requiere mayor análisis, por contra, el segundo responde a la manifiesta incapacidad de Izquierda Unida de asimilar las demandas sociales, además de su indolencia ante la progresiva pérdida de elementos democráticos en favor del entramado económico y político -lacra que, por otra parte, es común a todos y cada uno-. En palabras de Llamazares: "Sin querer patrimonializar nada, no somos ellos ni queremos serlo, somos parte de ellos, hay que organizarlo a su manera, no a la nuestra."

Amén de si Izquierda Abierta consigue hacerse fuerte, primero dentro de su propia coalición y después a nivel estatal, no sería extraño que finalmente incorporaran algunas de las ideas que se exigieron en la calle. El problema es que éstas no ponen de ninguna forma en cuestión el Sistema, ni en su vertiente productiva ni mucho menos en la política. Como dice Miguel Amorós: "Nada de cambiar la condición de asalariado, votante, automovilista e hipotecado, sino preservarla -si eso es posible- con empleo estable, reformas electorales y salario suficiente." Esto es fruto de los efectos que el capitalismo ha ejercido sobre la estructura social a lo largo de la historia: si en sus albores la principal consecuencia fue la creación del proletariado, en su etapa madura éste se ha convertido necesariamente en masa. Prosiguiendo con la tesis de Amorós, la diferencia entre ellas es que las masas no son capaces de emanciparse y pasan a integrarse en la base de la lógica de dominio, creándose de esta forma una conciencia 'ciudadanista' que aspira al logro de lo que hemos señalado en el entrecomillado.

Por estas razones Izquierda Abierta tiene una oportunidad de integrar en el espectro político parlamentario las reivindicaciones que un año atrás tomaron vida a través de los movimientos populares -de hecho este carácter abierto se pone de manifiesto en su web, donde vemos destacada una sección de propuestas-. Ambos fenómenos son parte del Sistema y solo el tiempo dirá si el nuevo partido es capaz de hundirse o acertar.

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