Mesa antes del inicio de la conferencia. De izquierda a derecha: Secundino González, Juan Carlos Monedero, Víctor Bustamente, Carlos Rodríguez, Manuel Monereo y Lucas Monsalve.
La
Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid celebró en la mañana del 10 de octubre una conferencia que analizaba el resultado
de las últimas elecciones presidenciales venezolanas. Confirmada la baja de
última hora del profesor Jorge Verstrynge, al acto organizado por la Asociación
de Izquierda Progresista finalmente asistieron cinco ponentes: dos de ellos
apoyando al gobierno bolivariano de Hugo Chávez, Juan Carlos Monedero y Manuel Monereo; dos en una línea crítica más favorable a Henrique Capriles, Carlos
Rodríguez y Lucas Monsalve; y una voz más moderada, la del profesor Secundino González.
El acto se celebró en el salón
María Luz Nájera bajo el rótulo “El futuro de la tierra de Bolívar” y moderado
por Víctor Bustamante, que hizo una declaración de intenciones desde la
presentación de los invitados “de izquierda a derecha, como debe ser”, indicó. Así
tomaba el turno de palabra Lucas Monsalve, exprofesor de origen venezolano en la
Universidad Católica Andrés Bello (UCAB)
y estudiante de doctorado en nuestro país, quien incidió en el componente
emocional de la campaña electoral chavista donde “ganó el corazón frente a la
razón” y destacó su carácter “barriobajero” debido a los calificativos con los
que el presidente Chávez tildó a su oponente político, entre los que se
encontraban cochino, cerdo o escoria humana. A juicio de Monsalve, Capriles se
mostró más cauto mostrando un comportamiento más correcto y centrándose en
construir “una Venezuela donde cupieran todos y donde debían caber todos”. En
unos términos parecidos se expresó Carlos Rodríguez, un ingeniero que ha
colaborado con la Mesa de Unidad Democrática (MUD), y que comenzó destacando el
éxito democrático que ha tenido lugar en su país “porque de cada diez
venezolanos, ocho han ido a votar”. Sin embargo, tomando el testigo de su
compatriota en la ponencia, denunció el abuso de recursos públicos de los que
había echado mano la candidatura gubernamental para potenciar su campaña,
provocado a su juicio un terrible desequilibrio entre la capacidad de promoción
de uno y de otro. Como buen hombre de números, aportó datos interesantes que
revelaban comportamientos destacables en los comicios: en Venezuela solo el
4,53% de los ciudadanos son ricos, mientras que el 18’1% son considerados de
clase media-alta, lo que significa que aproximadamente la mitad de los votantes
que obtuvo la MUD no son pobres, rompiendo con una versión dominante que
sostiene que los económicamente más necesitados solo apoyan a Hugo Chávez. De
la misma forma, prosigue Rodríguez, ha habido ricos que han dado su voto al
comandante, son los denominados “boliburgueses”, lo que le dio pie a insistir
en que “esto no va de ricos ni pobres, ni de derecha ni de izquierda”.

El maestro de Ciencia Política
Secundino González, mucho más moderado en sus palabras y ajeno al par de
bloques enfrentados que representan sus compañeros de mesa, reconoció el logro
de las elecciones por su inédita transparencia y vino a quitar importancia en
el resultado final al desequilibrio de recursos existente entre Capriles y Chávez
ya que “en la historia ha habido partidos que han perdido las elecciones a
pesar de contar con mucho más recursos”, poniendo como ejemplo la derrota del
saliente Frente Sandinista frente a la Unión Nacional Opositora en las
elecciones nicaragüenses de 1990. Además introdujo el término “iliberal” para
hacer referencia a aquellos gobiernos que, si bien han sido elegidos de forma
democrática gracias al apoyo mayoritario de los ciudadanos, su práctica
política vulneraría en alguna medida determinados principios del liberalismo
democrático, ubicando al presidente Hugo Chávez en esta categoría.
En una segunda ronda de intervenciones los ponentes se centraron en el futuro que espera al país latinoamericano a medio y corto plazo. Monsalve y Rodríguez centraron sus intervenciones en los desafíos que enfrentará la oposición, siendo el principal de todos ellos el mantenimiento de la unidad y la recuperación del duro golpe que ha supuesto la derrota en las urnas. Mientras que Monsalve hizo hincapié en que “el camino de la oposición es ganar de abajo para arriba”, comenzando su ascenso cosechando victorias desde los pequeños municipios, Rodríguez exigió una mejora en el desempeño de las funciones estatales: “mejor gestión, esa es la clave”. Al tiempo que para el doctorando “el peso de la unidad de América Latina es muy duro de llevar”, haciendo referencia a la supuesta disociación entre el grandilocuente mensaje bolivariano en busca de un continente unido y la desatención de la ciudadanía y las gestiones cotidianas, el ingeniero puso en tela de juicio el antiimperialismo de su gobierno, ya que “tres millones de barriles de petróleo salen cada día de Venezuela con destino Estados Unidos”. También insistió en que uno de los puntos clave que debe atajar el gobierno en los próximos seis años es la seguridad, en vista de que “cada fin de semana mueren trescientas personas, y el 90% lo hace en las zonas pobres”; y es que a su juicio el futuro del país pasará por tres puntos clave: la asimilación de la victoria por parte de Chávez, su estado de salud, y por cómo interprete la oposición lo ocurrido.
Manuel Monereo, por su parte, se
centró en un análisis de lo que deben ser Venezuela y América Latina en los
próximos tiempos. Según su punto de vista “América Latina tiene la oportunidad
de ser sujeto y no mero objeto del cambio político global”, el continente juega
además con una ventaja añadida gracias a que “tiene todo lo que al vecino del
Norte le falta, incluido el petróleo”; sin embargo, advierte, “Venezuela debe
romper la dependencia que tiene del petróleo”, algo en lo que coincidían los
cinco conferenciantes. Señaló la construcción de un Estado eficiente como el
déficit más importante a subsanar en la presente legislatura, de la misma forma
que planteó el “hiperliderazgo” personal de Hugo Chávez como un elemento
difícilmente evitable en el comienzo de la movilización masiva, pero que en el
futuro “debe empezar a ser un rasgo sustituible”. En último lugar, Monedero,
que disculpaba el “hiperliderazgo” como una consecuencia de la conexión directa
entre el pueblo y su presidente, señalaba también una lista de problemas en una
exposición que por momentos se veía interrumpida por las intervenciones
espontáneas de algunos asistentes, a saber: la mencionada debilidad del Estado
con su consecuente problema administrativo, la numerosa y preocupante
corrupción presente en el país, el igualmente citado rentismo del petróleo y el
clientelismo de partido; todos ellos asuntos a erradicar a la mayor brevedad y
eficacia posibles.
La conferencia debía terminar con
una ronda de preguntas por parte del público, pero en el auditorio los ánimos
se calentaban con el paso de los minutos y apenas se permitió la respuesta a
una ronda de tres preguntas. El foco de la indignación fueron las
intervenciones de Juan Carlos Monedero, quien fue increpado desafortunadamente
por algunos asistentes al punto de intercambiar acusaciones en una agitada
disputa dialéctica. La trifulca finalmente no pasó a mayores y el salón de
actos, que había conseguido sobrepasar el aforo, se fue vaciando poco a poco
tras más de dos horas de conferencia sobre las elecciones y el futuro en
Venezuela.
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